La Verdad a mi me engañó

 Me imagino mis ojos la primera vez que oí en la voz del Indio    <LA VERDAD A MI ME ENGAÑÓ>, con esa voz de hitano viejito, y seguramente estaban como los de un dibujo animado con dos corazones rotos. En una frase definió lo que llevo sintiendo hace mucho tiempo ya. En mi pecho sonó como si se rompiera un espejo.

Así que, me lo tatué, como todas las cosas importantes de mi vida y llevarlo siempre puesto. Esa frase para mí es un montón de cristales rotos, que son muy bonitos pero si no tienes cuidaito, te destrozan porque son puñales.

Pues resulta que la otra semana pude oír en directo, al fin, esa frase y muchas más, de esta gente que son La Plazuela y que desde que aparecieron en mi vida se han propagado como un algo que se propaga por la sangre y que no tiene remedio. Y tampoco quiero.

Me he despertado durante meses poniendo Tangos de Copera lo primero de todo, para poder iniciar mi sistema operativo. Luego mientras cosía, tenia puesto en la tablet, entrevistas que les han ido haciendo, para entender mas de sus porqué y sus para qué y quizás ahí, me he dado cuenta, que hemos paseado por los mismos bosques oscuros alguna vez. Los suyos, imagino, con una mijita de rocío. Y qué bonito ha sido esto, chocar en el tiempo-espacio con otras partículas sueltas que orbitan cerca de tus movidas sin ellos saberlo y yo, hasta ese momento tampoco.

Decía Frida <si estás ahí que sepas, que estoy aquí y soy tan extraña como tú> frase que también me tuve que tatuar en su día,  porque me hace sentir infinitamente menos sola.Pues eso.

Así que nada, conciertito guapo. Estaba en casa cuando oí que empezaban a ensayar y ya me bajé a verlos, dos conciertos en uno. Y luego, con la garganta cerrada me vine a vestir para mi pedimiento, a la altura, vestido blanco con lunares y oro. Lo mas parecido a la boda de Camarón con Lola Flores.

En un momento, durante el concierto, me di cuenta que tenia la mano puesta en el pecho, Aunque no podía hablar mucho y lloraba indiscriminadamente, mi cuerpo me decía “esto se te está clavando dentro” y así es.

A veces creo que lo he soñado, porque menuda paranoia, a estas alturas de la peli, que me siga removiendo algo tanto por dentro. Supongo que es un recordatorio de que no estoy muerta. Aún. Y que sin Amor, yo no vivo.

Y es que, para mí, El Indio es el ser vivo más parecido a Camarón que he visto nunca, con la locura en mi cerebro que supone eso en mi persona. Además, los dos nos enamoramos de Camarón en París y con eso solo, a mí ya me tiene para siempre forever.

Que rico hueles Indio! y que guapo eres! <3

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