Raices

Ayer estuve en la exposición de Pertegaz y como casi siempre que veo en vivo la obra de un diseñador, se me ponen los nervios en la boca del estómago, justo donde tengo tatuada la rosa de los vientos. Es la parte de mi cuerpo que actúa con autonomia propia, así que al menos que un tatuaje le indique el norte y no cagarla demasiado. Estoy segura que de los vestidos de novia de Pertegaz algún subnormal de su época dijo que eran una locura. Fijo.

He hecho siesta con uno, el mismo día cené pizza con otro y al día siguiente desayuné con otro chico distinto. Es rara en mí esta sensación de desapego, igual es porque he caído en la cuenta que ellos no sangran, mucho , cada mes. Me entretiene y no me roba el sueño, aunque me parece muy extraña la sensación de compartir mi cama una noche entera. No  me apetece volver acostumbrarme a dormir con alguien.

El día de los Santos volví a la matriz como cada año, aunque este todo me parecía especialmente bonito y los colores más brillantes. Soy de esas personas que se sienten orgullosas de sus raices de manera muy bestia. 82. He elegido la habitación en la que quiero morir y es un gran paso. También pasé por casualidad por la calle en la que crecí y allí seguía la pintada que ponía tu nombre y el mío y un corazón enorme que decía ” para siempre”. Me lo pintaste una de las veces que me engañaste. Hablé con Pablo de que creo que nunca he estado enamorada, que todo lo que he sentido no puede tener nada que ver con el amor. Hacia frio y nosotros tomabamos cerveza en una terraza. Me despidió con un beso en la cabeza y me dijo, sigue haciendo lo que estás haciendo, yo creo en ti. Como el no lee esto, no sabra nunca l fuerza que me da su confianza y su risa.

El otro domingo volví a poner música en Amor Voodoo y cuando estaba esperando el tren para ir, una pareja con toda la pinta de venir de pillar levitaban en mi parada. Ella se tumbó en las escaleras frías y el escuchaba una canción rollo andaluz mezclada con árabe, en bucle. No podía dejar de mirarles. Olían como supongo que olía Madrid en esas pelis que tantas veces he visto. Olían al Madrid de los 80. Pensé cuantas cosas se estaban perdiendo y que poco grave sería el motivo que usaban como excusa para drogarse. Da igual lo dolorosa que sea la ostia que te llevó hacerlo, sólo es una excusa y una cobardía. Los cobardes me dan mucha pereza. Volveré a poner música este domingo en Lavapiés, es divertido cuando después de horas seleccionando temas, hay personas que te abrazan  y te dicen “gracias, vuelve hacerlo pronto”.

El próximo mes si nada cambia me lo voy a pasar vendiendo cosas geniales como caleidoscopios. Creo que lo que le gusto a la chica de recursos humanos que me selecciono es que le dije que aunque no quiero hijos, abrazar a los niños me reconcilia con la vida y con este mundo estúpido y raro.

A veces la mejor decisión es dejarse llevar, un poco, darle posibilidad al Destino a hacer su trabajo. Las personas que mienten son realmente feas y  las despego del mi cuerpo como epidermis muerta. Ya no perdono a una persona que me hace daño queriendo o al menos no evita hacérmelo. No quiero, no me da la gana. Es necesario vivir mi vida, pero vivirla conmigo. Además que ahora estoy segura que el cielo debe parecerse bastante a estar debajo de mi edredón nuevo King size, sobretodo porque ya no es un chaleco antibalas ni nada por el estilo.

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Sudadera – Reina Canalla –

 

Fotografía : ALvaro Ayarza – Abocados

Mientras escuchaba este post sonaba : Nicola Cruz – Boiler room Tulum-

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